Fomento de la caza menor en territorios de Águila perdicera en Castilla y León
La Ley 4/1996, de Caza de Castilla y León, obliga a la constitución de cotos de caza. Para su correcta gestión los cotos deberán elaborar un Plan Cinegético, documento técnico para la gestión racional y sostenible de este recurso, con el objetivo del mantenimiento de las especies cinegéticas.
La actividad cinegética también se desarrolla según el marco normativo dispuesto en la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y la Biodiversidad.
La caza es un recurso agotable, para su explotación es necesario hacer especial hincapié en perpetuar las óptimas condiciones de salud de los ecosistemas que albergan a las especies.
Para la conservación de los diferentes ecosistemas son recomendables ciertas actividades y actuaciones en los acotados, cuyo fin son la mejora de sus condiciones ambientales, dirigidas a la obtención de beneficios reales sobre las poblaciones de especies cinegéticas.
El cumplimiento del Plan Cinegético es fundamental para conseguir dichos objetivos. Respetar los cupos de caza establecidos para cada especie, junto con la creación de zonas de reserva, controlar el furtivismo y los envenenamientos, evitar actividades que generen la aparición de depredadores oportunistas, realizar actuaciones en el medio natural para mantener un hábitat diverso, con cultivos, linderos, masas arboladas, matorral, puntos de agua, refugios, todo ello evitando un uso abusivo de biocidas.
Uno de los principales problemas de la población de Águila perdicera en Castilla y León es el bajo éxito de cría como consecuencia de la escasez de alimento, debido a la falta de presas, principalmente de conejo, debido a una ineficaz gestión cinegética, entre otras razones.
Los hábitats empobrecidos y simplificados no ofrecen suficientes recursos a las especies de caza menor, ni al Águila perdicera. Estos hábitats son rápidamente ocupados por los depredadores oportunistas, dificultando aún más el establecimiento de poblaciones saludables de caza menor.
Por ello es necesario actuar directamente sobre el terreno, sobre el propio coto de caza, creando y respetando las zonas de reserva, que funcionarán como áreas de refugio y cría, facilitando el acceso a zonas de cultivo para su alimentación, creando puntos de agua, etc., asegurando de esta forma unas poblaciones saludables de perdiz y de conejo.
Poder contribuir desde la actividad cinegética a la diversidad paisajística y faunística es de vital importancia y revertirá positivamente en estas y otras especies.